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Salitre

No disponible !!!
Dimensiones: 76x63cm
 (Marco de madera)
Materiales: Acrílico, técnica mixta sobre lienzo de algodón.

Análisis Curatorial

La obra "Salitre" emerge como una profunda exploración de la relación entre lo natural y lo temporal, capturando la esencia del desgaste marino y la interacción entre el agua salada y las superficies que toca. A través de una paleta dominada por los tonos turquesa, verde y matices de óxido, la pintura revela una atmósfera densa, casi táctil, donde la textura juega un papel protagónico. El título, cargado de referencias sensoriales, evoca la presencia del mar no solo como un paisaje visual, sino como un agente transformador capaz de impregnar, corroer y al mismo tiempo embellecer aquello que toca.

La composición está marcada por un horizonte difuso donde los colores se funden, sugiriendo una dualidad constante entre el cielo y el océano, entre la superficie y la profundidad. La obra se construye a partir de capas sucesivas de pigmento, que imitan las formaciones orgánicas dejadas por la acción del salitre sobre metales o superficies porosas. El uso de texturas gruesas y la aplicación irregular del color confieren a la pieza un carácter casi escultórico, donde cada sección de la obra ofrece un microcosmos que invita a la contemplación detenida.

El azul predominante, con sus múltiples variaciones y matices, no es uniforme ni estático; vibra, se despliega en ondas y fragmentos que parecen moverse dentro del espacio pictórico. Esta cualidad líquida del color refuerza la sensación de estar frente a una superficie que respira, que está viva. Por otro lado, los tonos oscuros y las manchas oxidadas en la parte inferior de la obra anclan la composición, aportando peso visual y sugiriendo una superficie desgastada por el paso del tiempo y la exposición constante al ambiente salino.

"Salitre" no es simplemente una representación de un fenómeno natural, sino una interpretación emocional y sensorial de la huella que deja el mar en todo lo que toca. La pintura no busca representar de manera figurativa un paisaje costero, sino transmitir su esencia, su olor, su humedad, y la inevitable transformación que produce. La abstracción en esta obra no elimina la referencia al mundo natural, sino que la intensifica, permitiendo al espectador completar los espacios con su propia memoria sensorial y emocional.

La obra es un testimonio del equilibrio entre lo efímero y lo eterno. El salitre, como agente de desgaste, es también un agente de creación. La superficie de la pintura se convierte en un palimpsesto donde el tiempo ha dejado su huella, y donde cada capa de color y textura parece susurrar una historia de interacción entre los elementos y la materia. La artista no solo ha capturado el efecto del salitre, sino su espíritu, ese poder silencioso y constante que, gota a gota, transforma lo sólido en algo nuevo.

"Salitre" es, en sí misma, una experiencia inmersiva. Invita al espectador a acercarse, a descifrar sus capas, a percibir sus texturas y a sentir, aunque sea de manera imaginada, la brisa marina que impregna la obra. Es un recordatorio poético de que el tiempo, aunque corrosivo, puede ser también generoso, y que en el desgaste y la transformación yace una belleza que solo puede ser revelada a través de la paciencia y la mirada atenta.